El caso de la industria marmolera en Novelda es un claro ejemplo de cómo el capitalismo y las multinacionales exprimen los sectores productivos y a los trabajadores: en 2006, los fondos de capital riesgo europeos Impala y Charterhouse compraron las factorías del grupo Levantina, formada por 63 empresas (casi todas ubicadas en la comarca alicantina del Vinalopó Mitjà). Ahora, dos años después, aducen la crisis y necesidades de reorganización para emprender el ERE, a pesar de haber mantenido cuantiosos beneficios, fruto de ser una de las mayores multinacionales del sector con exportaciones a toda Europa, Asia y América. Levantina ha presentado un expediente de regulación de empleo para despedir a 195 trabajadores en tres de sus factorías de Novelda: Bermármol, Marme y Spain Marble. A ello se añade la no renovación de 250 eventuales desde finales de 2007, más las subcontratas, lo que suma 1000 empleos directos afectados. Los nuevos propietarios pretenden limitarse a la extracción de piedra para exportarla en bruto, de cara a su transformación en Asia (se desconoce si por empresas del mismo grupo), abandonando así las actividades de elaboración en la comarca. Una de las exigencias de Comités de Empresa a la Administración es que fuercen a las empresas a que la piedra que salga de la zona deba ser, en su mayor parte, elaborada.
La empresa, que sólo ofrece indemnizaciones de 20 días por año, llegó a suspender al Comité de Bermármol de empleo y sueldo durante 40 días por las movilizaciones emprendidas el pasado mes de abril. En lo que va de año, son cerca de 500 puestos de trabajo los que se han perdido, a los que hay que sumar los que ahora se están negociando y nuevas empresas de la zona que ya están planteando presentar nuevos ERE. Después de la crisis del calzado, principal sector productivo del valle del Vinalopó, los trabajadores ven cómo se agotan sus posibilidades de salir adelante y ven recaer, una vez más, las consecuencias de la crisis sobre sus espaldas. La Administración ha prometido planes de diversificación productiva, pero la negativa experiencia de los mismos en el calzado, hace recelar de sus frutos. Levantina exige además, en sus negociaciones con la Administración, la cesión de suelo para compensar sus “pérdidas”: repulsivo cinismo, si tenemos en cuenta que las familias de los trabajadores a los que quieren despedir deben pagar altas hipotecas debido a la especulación del suelo y la vivienda que hemos venido sufriendo durante años.
Los trabajadores sufren día a día la subida de precios desorbitada de los productos básicos, de los carburantes y de las hipotecas de sus viviendas, así como el paulatino desmantelamiento de los servicios públicos, como la educación y la sanidad, en beneficio de la privatización de los mismos. Ven además cómo supuestas medidas destinadas a paliar la crisis sólo benefician a los de siempre: las ayudas al alquiler de los más jóvenes sólo han servido para que los propietarios suban el precio, las ayudas a las rentas más bajas y al desempleo prometidas durante la campaña electoral han sido borradas de un plumazo por el Ministro de Trabajo hace unos días, los tan cacareados 400 euros de ayuda fiscal no van a ser recibidos por quienes más los necesitan, sino que serán deducidos de las rentas más altas…
Frente a esta situación, la respuesta popular ha sido inmediata. El pasado sábado 31 de mayo se vivió una jornada histórica de lucha y unidad popular en Novelda. En un pueblo de poco más de 30000 habitantes, a las 12:00 h. del sábado más de 12000 personas se echaron a la calle para defender su industria y su trabajo. Los comercios cerraron y colocaron en sus puertas carteles de solidaridad con los trabajadores. A la manifestación, convocada por los Comités de empresa de las tres factorías afectadas por el ERE, así como por CCOO y UGT, se sumaron otros sindicatos, asociaciones, organizaciones y partidos. Se leían pancartas contra la crisis, contra las mentiras del grupo Levantina, contra los directivos del mismo, por el empleo y contra la especulación. No faltaron tampoco las banderas republicanas, portadas por un nutrido grupo de la Plataforma de Ciudadanos por la República. También estuvieron presentes, forzados por la situación, los partidos que apoyan el modelo económico especulativo causante de la crisis; pero, como suele pasar en las movilizaciones populares, fueron sobrepasados por el pueblo, que coreaba gritos como “Zapatero, el trabajo es lo primero” o “El pueblo unido jamás será vencido.”Al finalizar la manifestación, en una plaza del Ayuntamiento totalmente abarrotada, los representantes de los trabajadores leyeron un manifiesto en el que expresaban su indignación por el desmantelamiento de la industria y su rabia por que, de nuevo, sean los trabajadores los que tienen que soportar las consecuencias de la crisis.
Plataforma de Ciutadans per la República y MUP-Republicans (miembros de la Coordinadora Estatal Republicana)