Cada vez se hace más clara la necesidad de un cambio de régimen. La lucha por la República es más actual que nunca.
Por la tarde la concentracion republicana acabó convirtiéndose en manifestación: varios centenares de personas recorrimos las principales calles de Elche con banderas republicanas así como pancartas y banderas de las organizaciones convocantes, acabando en la Plaza del Conreso Eucarístico, donde se leyó el manifiesto unitario y se convocaron próximas movilizaciones contra la impunidad de los crímenes franquistas.
MANIFIESTO CONJUNTO
Sin República no hay democracia. Frente a la crisis, por los servicios públicos, por los derechos de los trabajadores, por la Memoria histórica, la libertad y la justicia
Este 14 de Abril, celebramos los 79 años de la proclamación de la Segunda República, pero también que estamos más cerca de la Tercera. Sin duda, el régimen monárquico da cada vez más muestras de agotamiento y de su incapacidad para resolver los grandes problemas que padecen los pueblos de España: el millón de empleos destruidos sólo el año pasado, hasta llegar a los más de cuatro millones de parados actuales y el millón doscientas mil familias sin ingresos testimonian el auténtico valor de la falsa prosperidad que nos han querido vender en los últimos treinta años. Pero más sangrante aún es el intento de la oligarquía, ahora, de pretender hacernos pagar a los trabajadores el coste de décadas de especulación y de destrucción del tejido productivo: iniciativas antipopulares como los ataques a las pensiones, el anuncio de una nueva reforma laboral, la subida del IVA y la privatización más o menos encubierta de las últimas empresas públicas (Correos, RTVE) y de servicios públicos como la sanidad o, ahora, la FP, se combinan con medidas de «austeridad», con la desaparición del impuesto de Patrimonio y con la rebaja del impuesto de Sociedades y de los tramos superiores del IRPF, para dejar bien claro el rotundo carácter de clase del régimen del 78 y, por tanto, su incompatibilidad con los intereses de todos los que vivimos de nuestro trabajo.
En contraste con esto, parece que no hay crisis para llevar a cabo empresas militares como la ocupación de Afganistán (que ya nos costaba un millón de euros diarios antes del último incremento de tropas), en defensa de los intereses geoestratégicos de los EEUU. Tampoco para la Corona, que sigue negándose a publicar sus cuentas, aunque reciba casi 9 millones de euros anuales del presupuesto que todos pagamos con nuestro trabajo.
Resulta igualmente escandaloso que, en unos tiempos en los que las derechas no cesan de reclamar el endurecimiento del Código Penal, sigamos viendo a corruptos declarados campar a sus anchas por instituciones o televisiones, con el amparo de jueces amigos; o que ni uno solo de los grandes beneficiados por los pelotazos de los últimos años haya tenido que dar explicaciones siquiera, sino que incluso empresarios de la catadura de Díaz Ferrán siguen dando lecciones de economía a los españoles, quedan impunes por sus acciones e incluso reciben ayudas del Gobierno, mientras sus trabajadores llevan meses sin cobrar.
Pero ese carácter de clase de la monarquía se observa en otros muchos aspectos, así como su directa vinculación al franquismo del que procede. Se trata de un régimen que, incapaz de condenar a la dictadura y sus atrocidades, ha eludido su propio papel a la hora de aclarar responsabilidades, de hacer justicia y de reparar a las víctimas del franquismo, como ha quedado patente con la claudicante “Ley de la Memoria Histórica”. Un régimen que impide llamar a los verdugos por su nombre, y que incluso persigue a quienes lo hacen, dando alas a fascistas como los de Falange y Manos Limpias para perpetuar la impunidad del franquismo y sus crímenes contra la Humanidad. Y que, en este centenario de Miguel Hernández, se permite distorsionar la vida de este poeta republicano, comunista, hasta el punto de pretender colocar como cabeza de los actos de homenaje al rey nombrado por su asesino, Franco.
Los que luchamos por la democracia, por un gobierno al servicio de la inmensa mayoría, por la República (que no es un mero cambio de régimen, sino que supone abrir paso a las más profundas aspiraciones de libertad, de paz y de justicia social) exigimos otra política. Exigimos que se garantice por encima de todo aquello que nos interesa a los trabajadores: la calidad y suficiencia de los servicios públicos, el empleo, las pensiones el subsidio de desempleo… Pero no es posible un programa ambicioso de mejoras sociales sin asegurar mínimas conquistas políticas que garanticen un marco democrático de respeto a la soberanía popular.
Cada vez se hace más clara la necesidad de un cambio de régimen. La lucha por la República es más actual que nunca: nuestra conmemoración de la II República no es un acto nostálgico de recuerdo del pasado. Es un acto de lucha para el presente que se proyecta hacia un futuro preñado de promesas. Creemos que el mejor homenaje a los que dieron su vida por la causa de la legalidad democrática republicana es continuar con su lucha hasta la consecución de la III República. Una República del pueblo y para el pueblo. Enraizada en nuestra más sólida esperanza de libertad, igualdad y fraternidad. Hoy siguen vigentes los valores y principios republicanos: la ética civil, la igualdad social, la fraternidad entre gentes y pueblos, la dignidad ciudadana y la libertad política. Y nos es imposible avanzar hacia ellos sin acometer al mismo tiempo la superación del régimen monárquico que, al cabo de estos años, se ha mostrado como el principal obstáculo para romper definitivamente con el franquismo.
Así pues, ¡Viva la República!
CGT – SEI – EUPV – MUP-R – Ateneo Republicano Nazario González Monteagudo – IR-PV – Plataforma de Ciudadanos por la República -PCE (m-l) – JCE (m-l) – Movimiento por la Constituyente Popular – PCPE – Carrers del Món – PH – PCPV